Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

viernes, 2 de julio de 2010

Imágenes de la memoria







Sólo recuerdo que la muñeca no cerraba los ojos.
Para cerciorarme de que estuviera dormida, cuando iba a la cama por mandato paterno, la ponía boca abajo, para que al menos no me viera dar vueltas como una marioneta.
Mi muñeca desapareció en alguna mudanza y llegué a la nueva casa sin ella.
Bajo un manzano contemplé lo que sería mi nuevo hogar.
Aún hoy contemplo la casona entre árboles más viejos que ella.
Me preguntaste, y en esta foto quienes están.
¿Quiénes?
No puedo decirte que lo sé. Me inventé una historia familiar cuando desaparecieron los que estaban posando para quedar por siempre. Quedar por siempre me suena a mucho tiempo.
No lo sé, contesto.
Por qué la guardas, entonces.
No la guardo, está por alguna razón. Me la habrá enviado alguien, luego de verme en tantas películas. Me imagino que habrá pensado que me gustaría.
Desempolvo la fotografía y la miro.
Sonrío.
Qué otra cosa se puede hacer sobre el polvo de las cosas.
El tiempo solo me ha dejado arrugas infinitas y una certeza de haber sido la mejor.
Ya nadie recuerda lo que fui.
Y los recuerdos no tienen movimiento. Ocupan un espacio. Que de tanto en tanto se inquieta y deja un trazo, leve, sobre el día que vivo.
La muñeca no cerraba los ojos.
Yo, ahora tampoco, me trago las visones para sentirme viva, vieja, pero viva.
Te alejas. Siempre te alejas y veo tu espalda que me habla. Me dices que eres lo único que tengo.
La muñeca y yo somos casi lo mismo. Dos formas estáticas, una plasmada en papel senil y yo, suspirando a la espera de reencontrar a los míos, en algún lugar de no sé dónde.



© Cecilia Ortiz

® Birlibirloque

No hay comentarios: