Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

lunes, 22 de febrero de 2010

En días como éste








En días como éste, la lluvia lava todo,
arrastra los recuerdos viejos,
empapa las ventanas,
y tras los cristales empañados,
las ramas de los árboles
son guerreros librando batallas imposibles,
oscuros fantasmas que vienen desde lejos
a perturbar nuestros sueños.
Viejos amores envueltos
en la gasa del olvido,
y de pronto, rasga la trama,
aquella herida ya sellada,
se convierte en roja flor.

En días como éste, hundo mi mano
en el rincón oculto
donde atesoro los días felices,
el espacio donde embriaga mis ojos,
en los suyos: lago verde
y mirar profundo.

Una hoja que cae diluye el instante
en las aguas mansas de la nostalgia.
Salgo a caminar por la ciudad que me encauza.
Transito las calles, reconozco sus plazas,
y un vuelo de palomas me cruza la esperanza.
y, en verdad, en días como éste
el canto de los pájaros endulza el alba.




© Lidia A. González
® Birlibirloque

Camino solitario










Sigues un camino de tinieblas
una nube de silencio es tu refugio
te lastiman las piedras del sendero
los muros son túneles sombríos.
Buscas esa pasión hecha flor
que perfume las calles polvorosas
y vas de tumbo en tumbo
sin luz y sin amor. .

Antes una ráfaga de incipiente luna
iluminaba tu cara
-un amor de aroma y lluvia-

A ciegas buscas la respuesta
una llave que abra el horizonte.

Alguien
no responde al clamor de tu agonía.



© Remedios Pernas
® Birlibirloque

Volar por las orillas








Volar por las orillas
Dormir en el pasto duro
Cantar los sueños y a grito pelado
Vociferar contra los desdenes
Celebrar las melodías inventadas con la luna
Bostezar frente a los actos
Atragantarse con alegría, aromas, dibujos, sonidos
Mirar la vida con ojos de la realidad
Une a poetas y locos/locas

Son atraídos con singular ternura
Aquellos que pueden elevarse en la noche
Y correr tras las estrellas
Subirse a unos claros ojos, soñar en la mirada
De unos oscuros.

Los que deshacen lo real
Son sus desaciertos,
Los abandonados, los miserables imprescindibles
Los convencidos de que la Plaza de Mayo es un museo
Y que a veces, de vez en cuando, es posible ser feliz
Que tu pueblo está para triunfar
El río para ser un vergel.

El común trata de loco, locas a quienes salen de los límites
El loco Juan. La loca esa. El loco Fermín. El loco Francisco
Los locos de remate
Las locas de atar
Las locas de amor
Le dicen.



© María Elsa Bravo
® Birlibirloque

Un sueño soñé ñañoche







“Lo que más desees en la vida”, es lo que prometió “la caja de las fantasías” que nos harían realidad, si lo escribíamos.
Y porque no? Así que ahí estaba mi “vivir en una playa del Caribe” descansando mullidamente sobre un colchón de blanco corrector, que ocultaba el verdadero, más profundo e irrealizable deseo en la vida, “volver a ver a mi abuela”.
Así son las cosas, no sé por que arte, me fue concedido, no el primero sino el enterrado deseo, y ahí fui, a una dirección que no recuerdo ahora pero llegué, era en la calle Juan B. Justo. Allí estaba, para mi sorpresa, una niña de unos ocho años con colitas, pollera plisada, saltando la cuerda.
Un error de calculo, ya que a esa edad mi buena abuela saltaba la cuerda y al llegar al piso, sus pies tocaban tierra gallega.
Pensé, un error de producción, de época, tal vez de persona.
De todos modos mi corazón entusiasmado, se atropelló en buscar a mi padre que para mi asombro…, es como si en este relato la línea del tiempo se hubiera doblado, sin querer, por error,¿ por el viento?, y todos los personajes, incluso yo, somos más jóvenes.
Quien ha muerto, es niña y salta la cuerda, quien es viejo, es joven, quien es más viejo, es más joven. Pero como ese doblez no es perfecto,… mi padre aun joven padece de la hemiplejia que adquirió en su vejez.
Así que, en una casa de la calle Juan B. Justo, llevo a mi padre joven y herido a encontrarse con su madre niña, que salta la cuerda, mientras canta morriñas , quien mueve su blanquísimo rostro en dirección a ese, su sexto hijo y único vivo y amorosamente le grita: “¡Bubby!”




©Irma Acuña
Octubre 09
® Birlibirloque

Refugio







Soplaba las pompas. Una tras otra explotaban en el aire dejando un arco iris que se divisaba a lo lejos .Una muy grande permaneció flotando largo tiempo…esa llevaba un deseo, desapareció en el aire, ligera y frágil, rauda con su mensaje. Era el mismo que musitaba una y otra vez, el que colgué de uno de los árboles que crecían en la casa. El más alto tenía un gran nido, los días que estaba triste trepaba hasta él y permanecía largas horas acurrucada con los ojos cerrados y dejando que el sonido del viento entre las ramas me meciera.. Otras veces miraba desde la rama más elevada el camino de botones que silenciosos salían de la caja de madera, se alineaban en fila, tomaban distancia con sus brazos extendidos y lucían sus guardapolvos de colores. Cantaban al son del trique- trique de la máquina de Lala una canción de libertad de las épocas en que veían la vida desde otros lugares. Había días en que algunos salían otra vez, los 6 blancos, pequeños, nacarados para mi blusa. La reina con su corona de brillantes los miraba con enojo, no había dado su consentimiento porque eran sus pajes entonces, dio orden de inmediata retirada a la caja que abría su enorme boca para tragarlos nuevamente.
Los días de tormenta me gustaba apoyarme en el tronco grueso, protector, me rodeaba con sus fuertes brazos mientras escuchaba cuentos de brujas y fantasmas que caían uno tras otro impregnando de misterio las sombras del atardecer.
El verano me encontraba debajo del ciruelo, comía los corazones colgantes dibujando y recortando mariposas que luego abandonaba en las ramas para que pudieran elevarse con la cálida brisa de la tarde.
En invierno miraba el cielo estrellado desde la pequeña ventana de la cabaña de Heidy , las montañas nevadas, mientras el abuelo me traía un trozo de pan con queso y una jarra de leche.
Aun recuerdo el día en que me subí por última vez al árbol con el nido que me había servido tantas veces de refugio. Era tan cálido.
Y afuera hacía tanto frío…


© Erica Schworer
– 18/11/2009
® Birlibirloque

Polilla








Polilla, ella es una polilla; tiene el pecho de cristal, al acercarme puedo como late su corazón.
Cuando sale de la penumbra y vuela en mi habitación, enciende una alarma y una llama en mi interior.
Va comiendo despreocupada todo mi ser indefenso pero luego enternecida me cura con dulces besos y el aletear de sus manos calma mi desazón.
Transparente y delicada como una flor vino a entibiar mi lecho y a perfumar mi vivir.
Yo la cobijé en mis brazos y celoso de todos la encerré en el placard.
Más tarde me di cuenta de que había que dejarla en libertad, porque tranquila y silenciosa iba comiendo mi ropa y anulando mi voluntad.
Ahora revolotea por la casa, por calle, por el jardín.
Cuando yo vuelvo clava sonriente en mis ojos sus ojos claros y comienza otra vez a comer mi corazón.



© Myrta Zweifel
® Birlibirloque

Cuento tringular




Colocó la escalera justo debajo de la bombita de luz que iba a cambiar. La abrió con fuerza. Era pesada. Miró hacia lo alto calculando justo las distancias. Tomó la lamparita y empezó a subir el lado 1 de la escalera; contó uno por uno los escalones = 15. La pucha que tenía techos altos esta casa. Y él con tanto vértigo.
Y el susto de la electricidad además.
La cambió con sumo cuidado, y bajó por el lado 2 de la escalera = otros 15 peldaños.
Ya en tierra le pareció que había realizado una hazaña maravillosa. Contempló su obra como Miguel Ángel la Capilla Sixtina. Se mareó, y fue tal el susto por lo que había hecho que se quedó seco.



© Carolina Menapace
® Birlibirloque

Orilla señalada







Empujado por la furia del sudeste
regresas a tu redil de antaño
en el que nadie te fijaba límites
y eras libre de orillar tu antojo.

Río, espejo gredoso de tu lecho,
ancestro de mis raíces terrenales
donde sólo fui espera para el cuerpo
que ansiaba verte majestuoso.
Porque corrías cual vertiente
alegre y horizontal en el cauce
-Testigo de epopeyas y jornadas.
Embozado vigía en la batalla-

Imponente es tu manto color pardo


con remolinos insondables y arrebatos.
-Compañero calmo del centinela-
-Vengativo soldado en la vanguardia-

Tu historia es de esencia y correntadas
con el vientre lleno de peces
(similares a tu alma)
(La dulce esperanza
de las aldeas reclinadas sobre el agua de tus bandas)
Sólo el viento pampa te acomoda al oriente
apretando tus orillas en la costa alta.

Siempre espero verte león del agua
cruzar las praderas onduladas
verter los designios de otras razas
en las voraces mareas del océano.
Escucho tu mensaje, lo comprendo,
soy pasajera de tus ondas largas
del variable carácter que posees
y heredaste en la creación primera.
-La temida oscuridad y la nada-
Tú, decidiste ser inmenso río
yo, tomé la ruta del alma por etapas
juramenté por vos, aquí me tienes,
instalada al borde de mis ansias.
Quiero elevar en tierra mi canto de sirena
pues descendiente soy de tu materia
y ansío nutrir de camalotes
el recinto donde descanse mi esperanza.
En mi voz, un leopardo ruge altivo
mientras disfrazo lágrimas no lloradas
o mimetizo el torrente de mis venas
contemplando tus infinitos ojos claros.

Espero el evidente mandato
que nos vuelva al comienzo y origen de la vida
para estar juntos, (ser uno)
sin diferencias ni orilla señalada.


© Cecilia Ortiz – (frente al río de La Plata) 1995

® Birlibirloque