Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Saludos de fin de año






Birlibirloque les desea FELIZ 2010


En Paz, con Amor, Salud y Trabajo


para TODOS




Como dicen los irlandeses


Que la tierra se haga camino delante de tus pasos

Que el el sol brille en tu rostro

Que el viento sople a tus espaldas

Que la llluvia caiga lentamente sobre tus campos

y hasta que nos vuelvas a visitar

que Dios te sostenga en la palma de su mano



Ocho abrazos

y ocho besos

Ella






Inadaptada, impetuosa, vital, creativa, irónica. Rebelde. Con aire de juventud. Ella,
la otra que vive en mí.
La que de pie frente a mí me invita, descaradamente, a realizar actos a veces buenos, a veces perversos. La que se pasea cerca y me hace sentir su aliento en el pelo, en la cara, sobre los hombros, rodeándome las orejas y la garganta. Pero no es opresiva es descarada.
...El otro día se instaló en la silla vacía que mira al jardín, del otro lado de mi mesa mientras escribía estas líneas. Me espiaba. Se daba cuenta de que hablaba de ella porque me sonrió seductora.
Me costaba ver a través de esta intrusa, la higuera que, desde niña, había presenciado nuestro amor-odio. Sí, me acompaña desde pequeñas.
Con sus presencias, con sus ausencias me hace dudar, y yo ¿dónde estoy?
Me concentro fuertemente, enfoco mi mirada en algo... ella se va dejándome libre.
Pero reaparece, quizás transformada en una vieja gruñona, Esa ella es la peor.
Llega arrastrando de la mano una depresión paralizante y oscura. Habla de la salud, de los dolores de piernas, de las canas o la tintura y de la juventud que fue. Antigua, de dulces brevas. Quedo a su merced, inerte, pesimista.
Nuevamente, y yo ¿dónde estoy?
Pero ella es astuta; algunas veces se disfraza de mí e instalada ahí conduce mi vida. Un instante, una semana, por tiempos que no puedo precisar.
La pierdo cuando se presenta alguna otra. Y así voy perdiendo y encontrando otras ellas que también respiran a través de mí.
Pienso: Soy como una casa de pensión llena de huéspedes, llena de esas otras que desean y buscan unirse en una danza jubilosa y final.


© Carolina Menapace

® Birlibirloque

Castillos de arena son






Ella, la otra, que me habita
Recoge vientos pasados
Construidos con amor
Castillos de arena son


Yo simplemente respondo
No llores por lo pasado
Ríe porque pasó
Castillos de arena son


Ella ríe gozosa
Recordado aquella niña
Otras veces se lamenta
Castillos de arena son


Ella llora, cuando río
disfrutando mis retoños
Dice palabras que ignoro
Castillos de arena son



© Remedios Pernas
27 / 10 / 09

® Birlibirloque

Ella, la otra que me habita







Esta otra mujer que vive en mí, impulsiva, romántica, alocada, con el paso de los años se ha calmado un poco. A veces sin que pueda contenerla se desboca, explota iracunda, ríe, llora, se entristece. Entonces debo volver a recomponer sus desatinos y no siempre me resulta sencillo; aquellos que me rodean la conocen muy bien, es la que antaño cantaba cuando hacía sus labores, la que corría al encuentro de lo desconocido, la del entusiasmo desbordante y pasajero, la de los abrazos repentinos. La que no pudieron doblegar del todo las reconvenciones maternales ni las estructuras del entorno.
A través de los años se fue haciendo más sagaz , me invade por las noches a traición avivando la nostalgia, recordándome el pasado; yo la llamo a silencio diciéndole que mejor es olvidar , que no se puede volver el tiempo atrás ni enmendar con rezos los errores.
¡Es tan distinta de lo que yo soy ahora! Que solo se parece a mí cuando escribe, cuando besa, cuando llora. Tal vez un día dejemos de pelear. Mientras tanto ella es la que se acuesta a mi lado y me susurra las letras de canciones y las poesías cuando yo no las recuerdo en las noches largas de insomnio y desasosiego.





© Myrta Zweifel
10/2009
® Birlibirloque


Las niñas





Del alto muro desolado pende un hilo...




Se bebía té a la noche.
Dolores llegaba cansada de su trabajo. Olguita, de tres años y Juanita de cuatro esperaban su llegada acurrucadas en el borde de la vereda.
Cuando su imagen lejana se acercaba se transformaba en ella ¡mamá!
Juanita aplaudía y corría a avisar a Olguita, ¡rápido, sentémonos a esperarla! Ya al lado, con cuchicheos y sonrisas de contento hablaban al unísono. -¡hum...! decía Dolores,- basta de parloteos, ¿qué me quieren contar?
Cada una a su modo le decía cuánto la quería, cómo la extrañaba, que el tiempo era largísimo en su ausencia –a pesar de estar el tío Juan que las cuidaba, peinaba sus cabellos con trenzas y moños, les servía el té con tostadas. Todo el amor que él irradiaba no era como los besos de mamá.

(Porque mamá al acostarnos a dormir con ella, una de cada lado, nos contaba cuentos con un sonido inigualable, nos calentaba si teníamos frío, nos calmaba si teníamos algún dolor porque el calor de su amor no se parecía a ningún cuento conocido y eso que los escuchábamos todas las noches repetidos, pero no importaba, sólo queríamos ese sonido arrullador.)


© María Elsa Bravo


® Birlibirloque

La sombra







Busco el ruido suave
de las sombras
clavo mis uñas en la piedra
confirmo la muda ausencia.
En las mismas horas
en que bebo el perfume
y la dulzura cruel
de las distancias.

Cuánto oculta la ficción
que agosta el mundo olvidado.

Cortinas de silencio se derraman
sobre mis ojos.
Y no hay río ni lago ni fuente
que calme esta sed.
Que me abraza.


© Lidia A. González

®Birlibirloque

Ave Fénix







Entreabrió los ojos, los párpados volvían a caer. A lo lejos el rumor de tazas, platos, voces se mezclaban con el sopor. Se hundió nuevamente en la pesadez del dueño. ¡Fénix, Fénix! El susurro de todas las mañanas,
Ella volvía. Se estiró con dificultad para encender la luz. La realidad lo golpeó una vez más. Blancas paredes envolvían su cárcel sin tiempo, sin culpa. Otro día comenzaba, igual que ayer, que mañana, que pasado mañana, igual que hace ocho años sin meses, sin fechas, siempre igual.

-! Levantate! Se te hace tarde!
-Cómo que no vas a trabajar? ¡Eso no está bien!
-Hace tres días que no salís de la pieza… ¿que te pasa?

No está bien, claro que no estoy bien. Esas voces, las escuchaba, yo te juro que las escuchaba mamita, no te mentía, querían matarme, estaban detrás de la puerta, agazapados, tenía que estar despierto todo el tiempo, me querían llevar, no podía dormir. Ahora se fueron… igual que vos… pero yo sé que no me dejaste, te escucho todas las mañanas.
Bajó de la cama. Fue al baño. Se mojó la cara para despejar la modorra. Sacó la campera de abajo del colchón. Tenía muchos bolsillos en donde guardaba tesoros que escondía de las manos largas que en las noches de somníferos intentaban arrebatárselos. Se la puso. Jacinto su compañero de habitación le habló. Salió sin contestar.
Caminó por el pasillo junto a los otros que como autómatas enfilaban hacia el comedor.
¡Hola Fénix! Margarita le sonrió mientras le ponía delante el jarro con té y un pan.
¡Hola linda! La miró. ¡Está buena! Buen culo, buenas tetas. Un estudio integrado, arrastrado en años, su condición de hombre-macho perduraba.
-¿Querés que te cante un tanguito?
Eran su especialidad. Grabados en la memoria, resistieron. ¡Me sé 800!
Los impulsos eléctricos no pudieron con ellos, anularon, ¿qué anularon?
Recuerdos, momentos, vivencias, son olvidos que ya no cuentan.
-Ahora no, más tarde.
Salió al jardín. Asomaban los primeros rayos de sol. Un cigarrillo, el primero del paquete diario. Callados amigos, incondicionales. El humo llevaba sus sueños. Las monedas tintineaban en el bolsillo. Miró el reloj.
Es muy temprano para llamarla, espero un rato más.
Miró el palo borracho, gordo, panzón, sin hojas, desnudo como él.

-Tiene una boca enorme!. Me quiere tragar, ¿no la ves mamita? La abre muy grande, la lengua verde, llena de pinches.
-Señora este muchacho necesita una vida ordenada, sin sobresaltos, con esta medicación que es la adecuada y que lo acompañará el resto de su vida.

¡Colo! ¡Negrito! ¡Bianca! ¡Gris! Dorita caminaba tambaleante sosteniendo un plato con migas de pan mojado en leche mientras los gatos impacientes zigzagueaban entre sus viejas zapatillas. Eran toda la razón de su vida.
Fénix la miró sin verla. Dorita se detuvo, lo miró también con esa expresión de inocencia que tienen los perdidos.
-Viste cómo me quieren?- musitó. El sacudió la cabeza asintiendo. Camina como un gato, maúlla como un gato, es un gato.

-¡Hola Elena! – cayó la moneda.
….
-¿Venís mañana no?
…….
…Estás enferma? Que tenés?

-Bueno, te llamo mañana, que te mejores. ¡Cuidate!

Elena, su hermana, la única que lo conectaba con el mundo exterior, con ese mundo que le había dado la espalda. Cada quince días venía a visitarlo. Le traía ropa limpia, lo llevaba a tomar un café. Vivía entonces. Caminaban siempre por la misma vereda, entraban siempre al mismo bar, en la misma mesa, en el mismo sitio, siempre pedía lo mismo. ¡No me gustan los cambios! Compraba caramelos y cigarrillos en el mismo quiosco.
El ritual se repetía miércoles por medio. En su calendario la vida se remitía a esos esperados días y cómo su signado nombre volvía a renacer en ellos, renacía una y otra vez como el ave Fénix.




© Erica Schworer

® Birlibirloque

Insaciable







Insaciable
el territorio que late debajo de la piel gastada
Respiré y bebí ese vino
aquel aliento que sube desde la plegaria.
Las grietas de mis labios hablan de otros vinos
otras palabras.
Otros son los ojos que miran con mis cristales
el cuerpo que se abandona
desencontrado con la noche.
Otra la mirada que alerta.
Estira pliegues memoriosos.
-los que recuerdan detalles amanecidos en el alma-
Insaciable, la espera confidente
segundos que escapan del ritmo certero
de la amargura riendo a mi espalda
cuando pasan al ayer cenizas
de sueños que proyecté esta mañana.
-No es padecer lo que me habita y se instala-
Soy trozos de un sueño fragmentado.
Un ángel de mirada esquiva y lira sin cuerdas dice al oído:
Ni angustias, ni temores.
Y vuelvo (sin mirar los escombros de realidad)
a soñarme entera.
Soy aquella que me sueña y esta que mira por dentro
la que suelta lágrimas y captura versos.
Porque cuando se ha respirado el corazón de una rosa
no hay sol
no hay estrellas para recuperar el sentido.
-Ya no se regresa del espacio donde cabe el fuego-
El tiempo abre su boca ávido, la conciencia declina
encerrada por los bordes del anhelo.
Insaciable
cuando todo huele a nunca y a hora malgastada.



© Cecilia Ortiz

® Birlibirloque

Recuerda





Me dices: “Perdona”
Te digo: Recuerda!
Te has hecho a ti mismo un mal terrible,
Amputaste para siempre tu persona,
Si hasta los tuyos sienten pena
De ser carne y apellido de semejante fiera.

Me dices: “Perdona”
Te digo: Recuerda!
Fue su llanto que llegó a tu oído.
Su sangre que salpicó tu cara.
Sus huesos y sus carnes los que tiraste al río.
Sus hijos los que sufrieron tu desvío.

Me dices:”Eran órdenes…”
Te digo: Recuerda!
Fue tu poder que acalló sus voces.
Fue tu mano que apretó sus cuellos.
Fue tu bota que partió sus cráneos.
Quedaste tú, se fueron para siempre ellos.

Me dices: “Eran bestias…”
Te digo: Recuerda!
Eran niños que extraviaste.
Eran hombres atados que hasta el cansancio golpeaste.
Jóvenes que al río tiraste.
Parturientas que encapuchaste…

Me dices: “Perdona”
Te digo: RECUERDA!... RECUERDA!... RECUERDA!...



© Irma Acuña

® Birlibirloque