Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

jueves, 24 de septiembre de 2009

En la penumbra









Agazapado en la penumbra
el perro mira el balanceo del hacha,
y el viento inmóvil.
La mancha verdinegra en lo alto,
el significado del tambor,
eran mandatos de los dioses,
ocultos tras la gasa
que cubría la puerta sellada…
En la cima de la colina
brillan como el acero:
los peces que escapan del fuego,
los peces que escapan del hielo.
El camino ya termina,
se comprime, se fractura.
Y en el negro vacío abismal
va cayendo mi izquierdo,
lentamente…




® Lidia A. González

® Birlibirloque

La idea fija










Apareció de golpe. En realidad no supe bien en que momento. Haciendo memoria
creo que fue mientras me bañaba, tal vez fue una gota de agua que se escurrió por mi
oreja y de allí directo al cerebro. Porque las ideas vienen de ese lugar ¿no? No sé bien
si era una idea o un deseo, porque un deseo es casi un proyecto algo que me hubiera
gustado realizar pero esto no era tal, era solo una idea que aparecía así de improviso
como si hubiera prendido la luz, permanecía solo un rato mientras yo la daba vuelta,
la giraba, la estudiaba en todos los sentidos, y de pronto desaparecía.
Estuvo unos días sin aparecer, de repente en un instante resurgía
con más ímpetu y se instalaba durante horas sin que pudiera doblegarla. Pensaba en
otras cosas para distraerla pero ella estaba firme en su intento. Le hablé más de una vez
pero volvía con terrible insistencia. Intenté llevar mis pensamientos hacia otros sitios
pero a pesar del esfuerzo por rechazarla era todo inútil. Hace noches que no puedo
dormir, ella comenzó a ensancharse, a expandirse por todo mi cuerpo, se enrosca en
mi pecho, aprieta mi garganta, inmoviliza mis piernas, paraliza mis brazos, trepa por
mi espalda, un peso incomprensible comienza a doblarla.



La idea me abarcó toda, me comió las entrañas.





© Erica Schworer

18/08/09

®Birlibirloque



Magia











Gnomos rojos negros.
Casi sin puertas ni ventanas paralelas a la tierra, raíces retorcidas flotan como cabelleras de druidas,
hubo un tiempo de cosas adversas, cuya distancia se derramó por el mundo.
La mayoría marginada dejó de mecerse como palmeras, fluyen libres de ataduras,
gamas de colores, ventanas del alma, rayos de luz.
Mariposa, posa un instante de efímera existencia.
Compañeros habitacionales de la tierra indios o caciques, la pluma suavizando adorna la cabeza del guerrero.
Plumas trabajan sobre las palabras con elogios, rimas.
Principio eterno, alimento, magia de gnomos, conejos mariposas y ¡el guardabosque!


© María Elsa Bravo

® Birlibirloque


En medio de la nada










Verde desolado se extiende el campo hasta el infinito, sin un animal, sin un árbol y en esa lonja de tierra entre el alambrado interminable y la ruta esta la casa. Es una construcción chata y vieja pintada de color amarillo fuerte, tiene dos ventanas con rejas, una de sus puertas mira hacia el este, a un lado hay dos árboles, un chanar y un algarrobo de ramas torcidas. En el frente se yergue un mástil un poco inclinado, el sol de invierno baña apenas los pastos y las cosas.
Entre la construcción y el asfalto brilla un charco de agua en cuyas orillas se inclinan unos juncos, dos patitos se deslizan hundiendo sus picos en el agua, unas garzas se esponja el plumaje paradas en el barro.
Una mujer y un hombre vistiendo guardapolvos blancos avanzan por un caminito, detrás de ellos vienen varios niños con útiles escolares enancados en un caballo tobiano llegan dos mas, lo atan bajo el algarrobo junto a una yegüita blanca y cuelgan los cojinillos en una rama baja. Se agrupan en el patio de tierra, algunos tienen guardapolvos, otros un pantalón raído y un pulóver viejo; hace frío, sus alpargatas están mojadas de rocío, charlan entre si y entrechocan sus pies para darse calor.
El joven toca la campana que es solo un trozo de metal, la maestra golpea las manos y los hace formar fila, izan la bandera desteñida y cantan

Salve Argentina, bandera azul y blanca
Girón del cielo en donde duerme el sol

Rompen fila, los maestros traen entre los dos un gran tacho y lo depositan sobre un banco al lado de una bolsa, los niños van desfilando frente a la olla con su jarrito de lata, la mujer cucharón en mano va sirviendo el humeante mate cocido y el maestro les entrega a cada uno una galleta de grasa.
Se apoyan contra la pared del sol y van sorbiendo de a traguitos la infusión hirviente soplando ante cada trago; los perros se acurrucan a sus pies buscando calor y alguna miguita que cayese al suelo.

Cuando los choferes terminan de cambiar el neumático pinchado, subimos uno tras otro al ómnibus y continuamos el viaje.





© Myrta Zweifel

® Birlibirloque

Taladralma










El mundo se partió…
… se volvió loco
Cuando te llevaron para siempre…
Los ríos comenzaron a secarse
Los mares se quedaron todos quietos
Los pájaros mugían todo el tiempo
Y todo se detuvo, no hay ni viento.

El mundo se partió…
…se volvió loco
Cuando te llevaron para siempre
Los árboles plegaron sus ramas a sus troncos
Los adoquines sollozaban y escupían a la gente
Los gallos bramaban todos roncos
Y ya no hubo en todo el mundo una simiente.

El mundo se partió…
…se volvió loco
Cuando te llevaron para siempre.
Los peces abandonaron los ríos y los mares
Y aleteaban suspendidos en el aire
Los perros, a la noche, cacareaban largamente
Y los simios se puteaban como gente

Aunque no lo creas…
El mundo se partió…
…se volvió loco
Cuando manos asesinas y obedientes
Te llevaron para siempre
Quiso partirse en mudo grito
Por ser testigo silencioso de un delito.

Y a veces… sólo a veces
Al escuchar el canto de algún pájaro
O algún perro que ladra alegremente
Me doy cuenta, mi espíritu se aquieta, está casi muerto.
Mis brazos caen tiesos a los costados de mi tronco
Pues están vacíos de tu cuerpo.




© Irma Acuña

® Birlibirloque

Susurros de papel









Desde el vetusto papel, tus ojos hablan
palabras sin sonido, como espadas
-venenosas espadas-
espadas de reproches que hieren
y tú, estático, con la sonrisa ausente.

Ojos que derraman dolor e impotencia
por la batalla perdida
llaga de volcán en erupción
esparciendo piedras violentas

Ojos que susurran silencios
codiciando el amor, que te rechaza
en la tarde sin sol, con desconsuelo

susurros de papel
deslizándose de tus manos sigilosas.



© Remedios Pernas
28 / 8 / 09

® Birlibirloque

Senda para acortar







Tengo que ir.

(¿Para qué? Si al fin siempre me recibirá amargada. Una pesada)

Si, es pesada, pero es mi tía. Hermana de mi mamá. A lo mejor esta vez es diferente.
(Nunca es diferente, siempre es igual. Insiste, insiste en que vaya y después me recibe con cara de culo y pregunta ¿a qué viniste?)

...Tengo que ir... por la vieja...
( Bue... )



Ya estoy en Retiro. Me tomo el micro, duermo y llego.

(No sé eso de dormir, a lo mejor no puedo, mirá si se me sienta un gordo enorme al
lado y se pone a roncar todo el viaje... )

Espero que no. Cuando baje voy a tomar por la senda del corralón para acortar camino. Ay, me gustaría que por una vez me recibiera con una sonrisa. ¡Qué le costará!
(¡Sonrisa, je!! Es pedir mucho. Quizá podría ser una mueca parecida.)

¿Cómo le digo que voy a buscar las cosas que quedan de la vieja?
(¡Hola tía Catalina! Vengo a buscar lo que me pertenece!)
No, así no. Se va a molestar de seguro.
(¿Por qué? Acaso no son de mi vieja?)
Son, pero ella es muy posesiva y cree que todo es de ella. ¿No creía que la vida de mamá también era de ella? ¿Qué podía decidir todo? Si se casaba... con quién se casaba... si es cierto... es una vieja... bruja. Voy a juntar coraje y se lo digo de una.
( Ja...ja, se me va a reír en la cara.)

Tengo una decisión firme. Lo voy a lograr. Si, lo voy a lograr.
(Ay... )


Llegamos, ahora a caminar, ¡hola don Braulio! ...Si, voy a lo de mi tía. ¿Qué la salude? Sí, gracias.
(¡Qué ingenuo que es! Como si a ella le importaran los saludos de nadie... )


Es aquí, por fin llegué!
(Mejor no hubiera venido.)




© Carolina Menapace

® Birlibirloque

Elegía a Buenos Aires








Si en mi ciudad nadie mira
ni acude a la memoria
o
sueña con torres conquistadas
respira el perfume de la noche
golpea en cerradas ventanas
pregunta el nombre
-el conocido nombre de las flores-
es que un desierto color fuego
devoró las siluetas y los cantos.
Es que los hombres descuidaron
el idioma que nutre la carne
y sublima la voz de los amantes.

Si en mi ciudad olvidan amar
y junto al río quedan herrumbrados cerrojos
no habrá puertas, ni plazas, ni escenarios.
La gente caminará sin veladas sombras
y
las casas quedarán sin voces.




© Cecilia Ortiz

® Birlibirloque