Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

viernes, 5 de septiembre de 2008

28 de octubre de 2007


Día de elecciones - obligatorias-

Un derecho o un castigo que, como ciudadanos, en una época donde - como contaba Saramago en un relato bastante realista - “el derecho se murió hace siglos”.

Para ejercer, hay que ejercitar y elegir listas infinitas, con nombres poco conocidos o medianamente reconocidos. Esto hace que, como ciudadanos, andemos a la deriva de cola en cola, para hacer uso de algo que, sabemos, es como lanzar una botella con mensaje, al mar.
Siempre (y desde siempre) el acto electoral es de una connotación incierta. Votamos en las instituciones que se usan para la enseñanza. No hay estructuras o soportes para el más significativo de los actos democráticos que podemos ejercer.
Nuestros representantes sólo actúan como actores de un protagónico -personal- sin compromiso en la actuación
Estoy delante de un colegio en el suburbano. Gritos de protesta, en la muchedumbre que no dejan entrar. No son las ocho de la mañana. Mi reloj anuncia 13:30. Estoy desde antes de las 12 observando este panorama.
La gente entró. No sé que ocurrirá adentro. Lo imagino. Largas colas. Conversaciones descargando bronca, autoridades sin autoridad y las urnas llenándose de frustraciones y desgano.
¿Y la Patria? ¿Y la historia? ¿Y los intereses creados?
Son tantas inquietudes que no puedo responder.
Ni siquiera puedo expresar un buen deseo por mi país.
Siento que es desolador sentir esto. Trato de compensar mi sentimiento con alguna imagen. Veo gente caminando. El cielo algo nublado. Los árboles balanceando el follaje, verde luminoso. Los colectivos en loca carrera por llegar y volver a salir. Nada indica una señal tranquilizadora.
Mi celular trae los mensajes de texto de Pablo, que logró penetrar la zona temblorosa con sacudones en escala no registrable, de la puerta.
Ya está a punto de entrar a otra zona, - cuarto oscuro-
Vaya el nombrecito. En la oscuridad decidir el futuro gobierno.
Voto secreto. Tanteos en boca de urnas. Manoseo de libre elección: si no encontrás la boleta que querés, agarrá cualquiera (no está dicho pero es lo que surge).
¿Todo junto por el mismo precio?
No es un combo turístico, pero lo parece.
Vamos a viajar desde el Beato Juan XXIII (Ramos Mejía) hasta el Dardo Rocha (San Isidro)
Día de elecciones.
Las palomas andan entre pasos perdidos y la protesta ciudadana anda de boca en boca.
Me asomo por encima de mi libreta de notas y miro hacia el horizonte, por arriba de un borde edificado, ondea la Bandera Nacional.
Ojalá sea un buen símbolo.
Por ahora, el único símbolo que veo con claridad.

14 horas (el mismo lugar)
Llega de la Comisaría 2da. de Ramos Mejía una camioneta con el número interno 711, para ¿contener? a un ciudadano que no está en el padrón, que no lo encuentran en ningún padrón.
Reclamó por sus derechos.
Lo último que dijo fue: no me podés obligar a hacer algo que no quiero (lo invitaban a ir a la comisaría) tengo derechos.
Lo trataron como a un delincuente. Al suelo, boca abajo, manos atrás (cara sin cubrir) y cuando reclamamos por el mal trato hacia el hombre, el vocabulario de uno los representantes de la Policía es irreproducible, sobre todo el tono violento.
Si lo reproduzco sería: ¡Sí, tengo pelotas, pero no nací con mi uniforme!
¿Metáfora?
Lo que me queda claro es que no tienen autoridad. Mientras lo metían en la camioneta, al supuesto infractor, otro uniformado dijo: ¿No ven que es un siquiátrico?
Será otra metáfora. Imagino.
Lo cierto es que si a símbolos me refiero, este que acabo de presenciar no sirve.
Miro otra vez la bandera y expreso un deseo.
Pero, como cuando se apagan las velitas de la torta de cumpleaños, no lo digo. Para que se cumpla.


Acassuso 19:30
(Las horas anteriores se consumieron entre viaje y colas) llegamos a las 16:55.
Colegio Dardo Rocha. Un infierno y no del Dante.
50 % menos de mesas (dicho por la presidente de la mesa 5124) y escuché mientras esperaba para votar en la 5123. Lo que significa doble cantidad de votantes en cada mesa.
Un dato MUY importante. Las urnas no duplicaron el tamaño y a las 18:45 horas, con un poco más del 50 % de mujeres que votaban en mi mesa, hubo que introducir mi sobre con una regla y sacudir la urna (de cartón y poco confiable) como si fuera una lata con galletitas.
Derecho o castigo, me pregunté a las 13:30. Ya tengo la respuesta.
Castigo.
Me pregunto ahora.
¿Cómo retribuir el gesto a los culpables?
¿Habrá manera o tendremos que seguir con la procesión y sin santo?

Nota: Por los “inconvenientes” se postergó el cierre de la votación hasta las 19 horas.

Al salir a las 18:50 quedaban personas sin poder ingresar al establecimiento.
Ahora tomamos un café con leche, mientras, en algún lugar incierto, alguien estará especulando con todo lo ocurrido. (Tendrá la recompensa)
Si se sienta en el sillón de Rivadavia, que le caigan las maldiciones de todos los que perdimos 10 horas de vida para cumplir con nuestro deber.
No es ser injusta. ¿No?

22:30 del mismo día

Regreso.
Con la convicción de que todo lo hecho es inútil. Con un cansancio que parece multiplicado por 10.
Pasamos por un colegio (del partido de La Matanza, recién y las luces de las aulas indican que hay gente trabajando). Ya las noticias anuncian una ganadora.
¿Cómo lo hizo?
Sólo ella lo sabe.
(Nosotros también, pero… cómo hacer frente a semejante denuncia).
En nuestra conciencia, el registro de “obligaciones cumplidas” es fuerte.
También la decepción. Pero no cuenta para nadie.
¿Quién está reclamando?
Victoria. Nunca quisiera salir victoriosa de esta manera.
Todavía no bajamos los brazos y en la cotidiana vida de trabajo, resistiremos los embates de la indiferencia.
Nos sabemos números en un extenso listado. Sólo eso.

Ya ocurrió. El camino será el que resulte de este día inútil.
Para nosotros, ciudadanos confundidos, constituir un refugio es lo más importante.
Refugio incluye todo, hasta el mínimo detalle que no será tal cuando lo necesitemos.
Fin del día.
Aquí un plato de comida y manos unidas son el símbolo que había faltado.
Todo suma. Hasta lo que fue negativo.
Dios salve… ¿a quién?


© Cecilia Ortiz
(De: mi libreta de notas)

® Birlibirloque


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