
¿En qué cuaderno podría describir esta melancolía que me invade? Tentando a los fantasmas de la memoria se inicia el rito del pensamiento vuelto escritura.
Se agolpan las imágenes y el oído se vuelve más fino, para los sonidos de afuera y los de adentro. Algunos son melodiosos, otros perturbadores. Conviven separados sólo por una frágil cabeza, la mía.
Los de adentro tienen forma de palabras pero no siempre. Y en alguna región desértica resuenan los ecos siderales. Todo se tiñe de amarillo o de violeta, según.
Tengo los ojos cerrados y me siento como un viejo penitente, en camino a Santiago de Compostela, en otra edad, en otro momento del tiempo superpuesto. Las raíces gallegas floreciendo y las agudas voces sonando en esa atemporal zona del cerebro. Y entre esas voces, la de mi madre cantando por encima de las gaitas. Pequeñas memorias. Caminos de polvo recorridos con otros pies y otros ojos, sin embargo los míos.
Fugacidad de las estrellas.
Todos escribimos el mismo poema.
© Carolina Menapace
® Birlibirloque
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