Por el placer de estar juntas hacemos juegos con palabras. Nos reunimos una vez por semana y entre café y cosas ricas, creamos letras en libertad.

sábado, 9 de mayo de 2009

A B y C


























Anduve deambulando de un café a otro con el cuaderno asomándose de la cartera, el bolígrafo perdido en algún recoveco de su interior, tan perdido como yo en busca de una idea o una visión o motivo que disparara el deseo de plasmarlos en los renglones desiertos. Carol me dijo que para ella el mejor lugar para escribir es un bar, la verdad yo me distraigo, pero hice el esfuerzo.
Lo había visto en alguna parte, sí, hace unos días en la estación, pasó apurado sin darme tiempo para captar más detalles. Anoté: perfil- buena planta, mediana edad, algunas canas, seguro de sí mismo, arrogante? Tal vez.
Lo dejé esperando hasta la noche.
El sillón aguardaba como siempre, el cuaderno debajo de mi brazo, una copa de vino en la mano. Miré por la ventana como al pasar.
Mi hombre otra vez (le puse A) hablaba con alguien (digamos B) cuya figura no alcanzaba a distinguir con claridad, pero algo, que no podía definir me era familiar.
Me escondí detrás de la cortina.
El otro B le entregó algo que A guardó en el bolsillo del impermeable mientras asentía con la cabeza.
Un trueno lejano se hizo oír.
A levantó la cabeza, en una fracción de segundo se cruzaron nuestras miradas. Me oculté, volví a mirar, la calle estaba desierta, gruesas gotas caían del cielo, brillaban al romperse contra el pavimento.
Volví a llenar la copa, me senté a escribir; algo desagradable había quedado en mí ánimo. A tenía rostro, un perfil ajustado a la fisonomía, el encuentro con B le dio un rumbo.
Las ideas comenzaron a surgir, cada palabra parecía acomodarse igual que mi osamenta en el sillón.
Ahora trato de imaginarme a B, darle un semblante. Rehago la visión. Me detengo. Busco la sensación de incomodidad, hurgo en ella. Me repugna.
B es el marido que contrató a A para seguir a C.
No queda más vino en la copa.
B avanza por el pasillo, A y C me miran desde el dintel de la puerta esperando el desenlace


© Erica Schworer

® Birlibirloque

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